Bandera del Municipio Maracaibo
La Bandera de la ciudad de Maracaibo (Venezuela) consta de tres franjas rectangulares de igual tamaño, con los colores blanco y rojo esto debido a que el 8 de septiembre de 1991 se adoptó el Estandarte de San Sebastián, patrono de la ciudad, como bandera oficial del Municipio Maracaibo del estado Zulia.
El 24 de agosto de 1997, con motivo de la celebración de los 500 años del descubrimiento del Lago de Maracaibo y considerando que este fue un elemento definitivo para propiciar el asentamiento de la población que dio origen a la fundación de la ciudad que lleva su nombre, a merced de su comunicación lacuestre, se agrega una tercera frande de color azul a la Bandera Oficial del Municipio Maracaibo del estado Zulia.
La Bandera Oficial hoy en día queda constituida por los colores blanco, rojo y azul, en franjas unidas iguales y horizontales en el orden expresado de superior a inferior, simbolizando el color blanco la pureza del Santo Patrono, el rojo la sangre derramada por el mártir al morir luchando por sus ideales; y el azul, la nobleza del Lago de Maracaibo. En la parte izquierda superior de la franja blanca tiene, a todo color, el Escudo de Armas de la ciudad Decreto N° 10 de la Alcaldía de Maracaibo.
Escudo del Municipio Maracaibo:
El Escudo de Armas de la ciudad de Maracaibo (Venezuela) fue otorgado por el Rey de España Felipe IV como símbolo de honor y señorío mediante la real cédula del 20 de junio de 1634. El texto "muy noble y leal" de la banda que posee el escudo, es el título otorgado a la ciudad de Maracaibo el 21 de marzo de 1813 por la Corte General y Extraordinaria de España en virtud de que la ciudad no se adhirió al movimiento independentista iniciado en 1810.
El escudo está conformado por dos columnas y un navío en el medio, como símbolo de la barra del lago de Maracaibo. Las fechas del escudo de armas del municipio Maracaibo -1634 en la banda despleagada a la derecha y 1965 a la izquierda-, indican el año de la concesión del escudo autorizado por el Rey Felipe IV y el año de su readaptación por parte del Concejo Municipal del Distrito Maracaibo
Himno del estado Zulia:
El Himno del Estado Zulia "Sobre Palmas"
se hace oficial según Decreto Ejecutivo del 15 de agosto del año 1909. El
Gobernador del Zulia (titulado Presidente, a la usanza de la época), José
Ignacio Lares Baralt, promueve el 29 de abril de ese año, un concurso público
para elegir letra y música de un himno para el Estado.
Hasta el año 1909 el estado venezolano de Zulia carecía de Himno. El entonces Presidente del Estado Zulia, José Ignacio Lares Baralt el 29 de abril de 1909, promovió concursos para la letra y la música de la marcha estatal. Para seleccionar la letra se constituyó un jurado integrado por Eduardo López Rivas, José Antonio Chávez y Clodomiro Rodríguez y para la música: Leopoldo Sánchez, Marcos A. Ramírez y Joaquín Baralt. EL 5 de julio de ese mismo año se dieron los veredictos y el ganador fue el poeta e intelectual Udón Pérez (seudónimo de Abdón Antero Pérez Machado), sin embargo el premio fue declarado desierto para la música. Posteriormente, en una nueva competencia para hallar la música del Himno, fue declarado ganador el jurista y músico José Antonio Chávez, nativo de Los Puertos de Altagracia, quien había sido Rector de la Universidad del Zulia entre los años de 1896 y 1897.
El 15 de agosto de 1909, formando parte de un acto de conmemoración del descubrimiento del Lago de Maracaibo, José Lares Baralt emitió un decreto mediante el cual se convirtieron en oficiales la letra y la música del Himno y se estableció el Reglamento que rige su uso. Ese día el Himno fue estrenado en el Palacio de Los Cóndores, sede del Ejecutivo Regional. El 18 de febrero de 1910, el nuevo Presidente Provisional del Estado Zulia, Alejandro Rivas Vázquez, decretó la impresión y difusión del símbolo regional y su distribución en las escuelas.
El día 11 de febrero de 1926, en los estudios de grabación de la empresa Victor Talking Machine Company, en la ciudad de Nueva York se realizó lo que se cree es la primera grabación del Himno del Estado, por parte de la denominada Orquesta Internacional (conocida dentro de la empresa como International Novelty Orchestra) la cual fue dirigida en esa ocasión por el músico estadounidense Leroy Shield.[1] Un ejemplar de esta edición fue donado al Acervo Histórico del Estado Zulia, por su propietario Eutimio Paz, según informara el investigador Kurt Nagel von Jess, director del referido organismo
CORO
Sobre palmas y lauros de oro
yergue el Zulia su limpio blasón;
y flamea en su plaustro sonoro
del progreso el radiante pendón.
I
La luz con que el relámpago
tenaz de Catatumbo,
del nauta fija el rumbo,
cual límpido farol;
el alba de los trópicos.
la hoguera que deslumbra
cuando al zenit se encumbra
la cuádriga del sol…
no emulan de tus glorias
el fúlgido arrebol.
II
En la defensa olímpica
de los nativos fueros,
tus hijos sus acetros
llevaron al confín;
ciñendo lauros múltiples
los viste, con arrobo,
del Lago a Carabobo,
del Ávila a Junín;
y en Tarqui y Ayacucho
vibraron su clarín.
III
Erguido como Júpiter,
la diestra en alto, ramada.
Fulgente la mirada de rabia y de rencor;
las veces que los sátrapas
quisieron tu mancilla:
mirarte de rodillas
sin prez y sin honor…
cayó sobre sus frentes
tu rayo vengador.
IV
Y luego que la cólera
de tu justicia calmas,
va en pos de nuevas palmas
tu espíritu vivaz;
en aulas y areópagos
cabildos y liceos,
te brinda sus trofeos
el numen de la paz:
y vese en blanca aureola
resplandecer tu faz.
V
En tu carroza aligera
que tiran diez corceles,
de acantos y laureles
guirnaldas mil se ven.
Allí del arte el símbolo,
del Sabio la corona,
de Temis y Pomona
la espada y el lairén,
la enseña del trabajo
y el lábaro del bien.
VI
Jamás, jamás los déspotas
o la invasión taimada,
la oliva por la espada
te obliguen a trocar;
y sigas a la cúspide,
triunfante como eres,
rumores de talleres
oyendo sin cesar:
en vez de los clarines
y el parche militar.
Sobre palmas y lauros de oro
yergue el Zulia su limpio blasón;
y flamea en su plaustro sonoro
del progreso el radiante pendón.
I
La luz con que el relámpago
tenaz de Catatumbo,
del nauta fija el rumbo,
cual límpido farol;
el alba de los trópicos.
la hoguera que deslumbra
cuando al zenit se encumbra
la cuádriga del sol…
no emulan de tus glorias
el fúlgido arrebol.
II
En la defensa olímpica
de los nativos fueros,
tus hijos sus acetros
llevaron al confín;
ciñendo lauros múltiples
los viste, con arrobo,
del Lago a Carabobo,
del Ávila a Junín;
y en Tarqui y Ayacucho
vibraron su clarín.
III
Erguido como Júpiter,
la diestra en alto, ramada.
Fulgente la mirada de rabia y de rencor;
las veces que los sátrapas
quisieron tu mancilla:
mirarte de rodillas
sin prez y sin honor…
cayó sobre sus frentes
tu rayo vengador.
IV
Y luego que la cólera
de tu justicia calmas,
va en pos de nuevas palmas
tu espíritu vivaz;
en aulas y areópagos
cabildos y liceos,
te brinda sus trofeos
el numen de la paz:
y vese en blanca aureola
resplandecer tu faz.
V
En tu carroza aligera
que tiran diez corceles,
de acantos y laureles
guirnaldas mil se ven.
Allí del arte el símbolo,
del Sabio la corona,
de Temis y Pomona
la espada y el lairén,
la enseña del trabajo
y el lábaro del bien.
VI
Jamás, jamás los déspotas
o la invasión taimada,
la oliva por la espada
te obliguen a trocar;
y sigas a la cúspide,
triunfante como eres,
rumores de talleres
oyendo sin cesar:
en vez de los clarines
y el parche militar.
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